Santander a 28 de abril de 2022.- La economía y el empleo en Cantabria continúan en una montaña rusa. Si la última EPA registrada en 2021 el empleo sufrió un desplome, en la actual se sube al cajón de los mejores en términos también de empleo. Unos vaivenes que muestra una economía muy volátil, expuesta a una alta temporalidad y que no ocultan un descuelgue paulatino.

La primera EPA del año es positiva, pero si abrimos el angular vemos que la región sigue en los vagones de cola en cuanto a incremento ocupacional. Tras la vecina Asturias, Cantabria es la que peor comportamiento ha tenido de manera desestacionalizada con 4,57 puntos por debajo de la media estatal en crecimiento de la recuperación de empleo tras la pandemia.

Otro dato muy preocupante es que nuestra región no ha recuperado la tasa de actividad previo a la aparición del Covid, todavía un 0,52% menor, mientras que la media nacional sí, un 0,15 por ciento mayor. La brecha que mantiene nuestra región con respecto a la media nacional va en aumento y ya se sitúa en el 4,18 por ciento, 0,67 puntos más que antes de la crisis pandémica.

La primer EPA del año nos deja otro elemento de análisis para la reflexión. La población activa ha crecido tras la pandemia, un 0,44 por ciento, pero 1,36 puntos menos que la media de las regiones españolas.

Estos datos indican que nuestra región aborda la salida del parón económico, tras casi 2 años de parálisis, lastrada por desajustes internos que pueden deberse a un déficit de gestión política y a un tejido productivo débil y expuesto. De cualquiera de las maneras, esta EPA debe de servir para situarnos e impulsar medidas que dinamicen nuestra economía al igual que lo están haciendo otros territorios con mayor fortuna.

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