USO reivindica en su manifiesto lo que las mujeres no queremos: invisibilidad, cosificación, utilización. Sí queremos igualdad y justicia social

El 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, un día de lucha, de reivindicación, de alzar la voz y de exigir derechos para nosotras, por las que fueron y las que vendrán. Ser mujer no es fácil en un contexto hostil, en el que las desigualdades se viven como algo natural, en donde las mujeres hemos sido invisibilizadas, cosificadas y utilizadas de forma generalizada.

Estamos de nuevo aquí, exigiendo que se tomen medidas para avanzar en igualdad, para que las asignaturas pendientes se aborden de una vez. No podemos seguir viviendo en simulacros de igualdad.

Hoy decimos que las Mujeres no queremos ser omitidas, necesitamos ser escuchadas, reconocidas y valoradas por nuestro trabajo y capacidades. No somos impostoras ni ocupamos lugares que no nos corresponden.

Las mujeres NO queremos

¡No queremos ser obviadas en el lenguaje, ni en el oral y ni en el escrito!

No queremos ser cosificadas. Nuestros cuerpos no son territorio de conquista, ni objetos sujetos a la opinión de otras personas. No somos objetos ni mercancías, somos personas autónomas, suficientes y estamos hartas de prácticas sexistas y estereotipos que condicionan a una forma de ser y de existir.

No queremos ser utilizadas, no somos herramientas ni medios para conseguir metas ajenas. Estamos cansadas de esforzarnos en nuestros trabajos y luego ser privadas del reconocimiento del mismo.

No queremos simulaciones en materia de igualdad. Necesitamos que los pasos que se den sean verdaderos; que las políticas públicas en materia de igualdad aborden los retos y desafíos reales que enfrentamos las mujeres en el día a día. Basta ya de discursos sin contenido, queremos acciones contundentes que nos ayuden a lograr la igualdad.

No queremos trabajos precarios, con sueldos que no lleguen a final de mes. Tampoco queremos recibir un menor salario que un hombre por un trabajo igual. Ni ser estigmatizadas en el trabajo por solicitar permisos recurrentemente para realizar tareas de cuidados, o por utilizar la baja por regla dolorosa.

No queremos maternidades forzadas. Ser madre tiene que ser un ejercicio libre y que no se nos cuestione por no querer serlo. Rechazamos las cargas mentales por no corresponder al tipo de mujer ideal que la sociedad nos ha trazado.

No queremos que las tareas de cuidados recaigan en nosotras exclusivamente. No queremos ese trabajo invisibilizado que nos obliga a cumplir una doble y, hasta triple, jornada. Ni cuidar y no ser cuidadas, queremos hombres corresponsables y espacios de trabajo que permitan la conciliación.

No queremos brechas de género, ni discursos que justifiquen su existencia. Necesitamos acciones transformadoras.

No queremos vivir violencias machistas, ni actuaciones omisas por parte de las instituciones. No queremos más violencias sexuales, ni más agresiones.

No queremos una sociedad que niegue la existencia de las desigualdades de género, ni que construya vínculos basados en la violencia y la justificación de las violencias machistas.

No queremos comentarios, chistes, ni discursos misóginos ni machistas. No tenemos la piel fina. Los chistes con base en violencia contra las mujeres o cualquier otro colectivo históricamente vulnerado, oprimido y discriminado, son simplemente inaceptables.

Las mujeres SÍ queremos

Por todo ello, este 8M, alzamos nuestras voces de manera determinante y decimos, fuerte y claro, que las mujeres sí queremos frenar las desigualdades sistémicas y exigimos un cambio estructural, que elimine las barreras que nos alejan del ejercicio pleno de nuestros derechos. Necesitamos la transformación del sistema patriarcal que nos oprime y nos condena a condiciones de desigualdad. Para ello es fundamental trabajar coordinadamente en condiciones de trabajo que garanticen la igualdad salarial y el empoderamiento de las mujeres; romper el techo de cristal y combatir las prácticas sexistas en todos los ámbitos; sensibilización a todos los niveles en materia de igualdad; participación política sin sesgos de género y, una asignatura pendiente y que es fundamental: romper con los pactos patriarcales que perpetúan la discriminación y desigualdad.

Desde la USO demostramos nuestro compromiso por la igualdad y manifestamos nuestra disposición para tender puentes en favor de los derechos de las mujeres. Contad con nosotras como aliadas para trabajar en conjunto para combatir las brechas salariales y el techo de cristal, las formas más evidentes de la desigualdad en el mundo laboral; para establecer rutas de trabajo que desincentiven la segregación ocupacional y la precariedad laboral de los sectores altamente feminizados; para fomentar el ascenso y liderazgo de las mujeres en los espacios de trabajo; impulsar la conciliación y corresponsabilidad en el empleo; erradicar la discriminación y el acoso laboral, así como cualquier manifestación de violencias machistas; establecer una ruta de trabajo que contribuya a eliminar la brecha de género en las pensiones, así como cualquier otra que sea necesaria para alcanzar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.

Las mujeres si queremos igualdad, respeto a nuestros derechos y la posibilidad de realizar nuestro proyecto de vida. Para ello necesitamos acciones con enfoque feminista que visibilicen que las mujeres somos diversas, con condiciones y necesidades particulares, así como con problemáticas diferentes. Por tanto, necesitamos recursos y alternativas acordes a nuestras
necesidades para lograr transformar nuestras condiciones particulares.

No queremos un trato preferencial, ¡queremos justicia social!

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