Santander a 28 de julio de 2020.- La segunda oleada de datos de la EPA suele ser buena para aquellas regiones donde el turismo tiene una fuerte presencia en su PIB, como es el caso de Cantabria. Durante este último trimestre el empleo ha tenido el viento de cara en la expectativa de una buena temporada estival como así está siendo.

 Cantabria tiene la tasa de paro más baja en este periodo en el contexto nacional y hay que felicitarse por ello, aunque este dato viene influido por tener una tasa de actividad muy baja, casi 4 puntos por debajo de la media nacional. La salud de nuestro sistema productivo y economía viene marcada por la población activa y Cantabria se sitúa en los espacios de cola de la media nacional. Especialmente baja es la tasa de actividad de la mujer que se sitúa por debajo del 50%, algo que debe llevar a la preocupación y a la toma de medidas específicas.

En general la valoración de la EPA de primavera es positiva sin olvidar que el empleo que genera está centrado en su mayoría en el sector servicio con escaso valor añadido y sujeto a una temporalidad que, aunque la reforma laboral pretende disfrazar, no deja de ser empleo precario y de muy baja calidad. Es decir, más de lo mismo.

 Se debe insistir en que se debe apostar por planes de desarrollo que atraiga población joven, implique y motive al sexo femenino y lo más desestacionalizado posible. Esto no parece estar en las agendas políticas y se va a echar de menos en los meses que se avecinan donde el comodín del turismo no va a ser suficiente para salvar el empleo y la economía. Toca disfrutar aunque todo sea una pequeña tregua.

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