La inflación y el temor a un aterrizaje brusco adelantan el fin del verano y la vuelta del paro

Santander a 4 de septiembre de 2023.- Por segundo año consecutivo Cantabria adelanta el final del verano en términos de empleo y contratación. El sector hostelero, motor económico indiscutible, ha sido el principal protagonista de la reducción del nivel de contratación, un 24% con respecto al mes anterior, casi 10 puntos más que en el mismo periodo del año anterior. Y todo ello a pesar de que las previsiones de una buena  campaña turística se han cumplido. El peso de la inflación y el temor de un aterrizaje brusco de la economía parecen haber pesado en adelantar el inicio de la recogida de terrazas.

Por otro lado, los datos aportados por el Gobierno a través del SEPE, con 29.996 parados registrados en nuestra región, continúan siendo un espejismo de la realidad. Si consideramos un parado aquel que manifiesta su intención de trabajar y no tiene empleo, la cifra real de parados registrados en Cantabria asciende a 35.158, lo que significa que hay 5.162 más de los manifestado.

A esto hay que sumar los fijos discontinuos que terminan sus contratos y que se sitúan fuera del radar del SEPE. Como el ministerio de la señora Díaz mantiene el dato guardado bajo 7 llaves solo queda hacer estimaciones de los fijos discontinuos inactivos. En Cantabria este grupo de personas afectadas por esa modalidad contractual han aumentado en 1.954 en un solo año, sumando un total de 4.400, un 79% de incremento.

Un dato que se asemeja es el incremento de 1.620 demandantes de empleo “ocupados” en el último año en nuestra región.

Si lo que se trata es ocultar parados reales y la alta precariedad del mercado de trabajo lo están consiguiendo con nota, aunque es más recomendable avanzar en medidas de cambio de modelo productivo.

Otro dato preocupante es la distorsión de los datos de contratación. Con 14.138 contratos realizados en el último mes, siendo el 26% de ellos (3.676) contratos indefinidos, el resultado es un aumento del desempleo. Todo ello nos indica que la precariedad continua situándose en cotas difícilmente soportables para una sociedad.

 

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