Santander, 4 de noviembre de 2020.- La llegada del frio a Cantabria hace descender el mercurio y elevar el desempleo en nuestra región. Volvemos a situarnos entre las regiones que más aumenta el desempleo. Octubre sitúa a Cantabria en la quinta posición de peor comportamiento ante el empleo, algo lógico atendiendo a nuestro modelo económico más allá del efecto pandemia.

La cifra ofrecida por el SEPE de 4.834 parados más en términos anuales no deja de ser todavía un dato parcial que no refleja la realidad de nuestro mercado laboral.  Hay activos  cientos de ERTE que están  con el marchamo de temporal pero sin posibilidad alguna de retorno.

Aun así, las cifras de octubre no son tan negativas como cabía suponer. La afiliación media de la Seguridad Social se reduce mínimamente, solo baja un 0,1 por ciento  con respecto al mes anterior. Ello se ve favorecido por el fuerte aumento de los contratos de interinidad, principalmente en el sector público que, como efecto de la pandemia, maquilla el balance negativo del paro de este atípico otoño, pero con más temporalidad añadida al sistema.

Existe una presunta contradicción ya que crece el paro un 3,2 por ciento y sin embargo  se mantiene la contratación media en la Seguridad Social. Una de las causas es el aumento de la población activa en un 0,44 por ciento. Es decir, más gente quiere trabajar. Especialmente los jóvenes que han acabado sus estudios y que son el colectivo social más castigado con un incremento del desempleo de un 16,5 por ciento.

Con esta estructura del mercado laboral la más que previsible sedación inducida de la economía que vamos a sufrir en los próximos días vía decreto ley puede tener efectos letales. Las fuerzas del enfermo no son las mismas que en la primavera y una paralización extendida en el tiempo  dejará sin esperanza alguna a sectores económicos que luchan por sobrevivir.

 

 

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