Desde USO percibimos, desde hace tiempo, un aumento de la violencia contra las mujeres entre los más jóvenes y una virulenta corriente de negacionismo de la violencia machista y criminalización de las víctimas, que nos alarma.

Por ello, este año, con motivo del Día Internacional para eliminación de la violencia contra las mujeres, lanzamos la campaña “¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia machista?” con la que queremos hacer pedagogía y desmontar los falsos mitos cada vez más arraigados en el imaginario colectivo sobre esta lacra social que tanto sufrimiento y tantas muertes se lleva por delante.

¿Por qué las víctimas solo son mujeres?

La violencia machista es una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión. Es la manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.

El mito de las denuncias falsas

El mito de las denuncias falsas se ha convertido en uno de los argumentos recurrentes de algunas asociaciones que afirman que las mujeres lo hacen solo para beneficiarse en los procesos judiciales, desviando con ello la atención y relativizando la gravedad del problema, convirtiendo una mínima y excepcional realidad en la norma.

USO 25N 2016Un informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) determina que solo el 0,4% de las denuncias por violencia machista son falsas. Según datos de la Fiscalía General del Estado, entre 2009 y 2013, se presentaron un total de 657.084 denuncias, de las que sólo 33 terminaron con una condena de denuncia falsa, lo que equivale al 0,005% de las denuncias.

Desde enero de 2003 hasta noviembre de 2014 han sido asesinadas 794 mujeres por violencia machista, dentro del cómputo y los criterios de la Ley Integral contra la Violencia de Género de 2004.

La violencia machista no sólo se da entre inmigrantes, gente sin formación o con problemas de exclusión social

La violencia machista no responde a un origen étnico, a una situación socioeconómica o de nivel académico. El origen del agresor y de la víctima hay buscarlo en un sistema social, ideológico y cultural en el que desde hace siglos se sustenta el patriarcado y que está basado en la sumisión y la discriminación de la mujer. La naturaleza estructural de la violencia contra las mujeres está basada en el género, y es uno de los mecanismos sociales cruciales por los que se mantiene a las mujeres en posición de subordinación con respecto a los hombres.

“El hombre maltratador no nace, se hace” Sus golpes en la mesa, sus insultos, sus desprecios, sus palizas y sus asesinatos no vienen codificados en los genes. Tampoco dependen de su etnia, ni del nivel intelectual, ni de la posición económica, ni de sus adicciones. El hombre maltratador tiene al miedo como aliado y al sexismo como cómplice: el perfil del hombre maltratador es el del hombre machista.

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