Santander a 4 de agosto de 2025.- Cantabria aprueba el primer examen del verano en materia de empleo con más de 4.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social en julio. No obstante, este crecimiento no se traduce en una bajada del paro registrado, que apenas varía un 0,15%, lo que pone de manifiesto las limitaciones del actual sistema de medición del desempleo y la precariedad de nuestro mercado laboral.
La clave de esta aparente contradicción está en la expansión de los contratos fijos discontinuos, que suman ya 5.799 trabajadores en la región. Aunque en papel se contabilizan como empleo, muchos de estos contratos esconden una realidad menos optimista: trabajadores que alternan periodos de actividad con largos meses de inactividad, sin ser contabilizados como parados por el SEPE. De este modo, se genera una falsa sensación de estabilidad y dinamismo económico que no siempre se corresponde con la realidad de muchas familias cántabras.
En sectores como la hostelería y el comercio, tradicionales motores del verano, se han firmado 4.131 nuevos contratos, pero esta creación de empleo estacional es, en gran parte, coyuntural y sujeta a la lógica del turismo, sin ofrecer garantías de continuidad. Por el contrario, sectores como la educación, pierden 1.510 cotizantes en julio, una cifra que, si bien se recupera en otoño, refleja la falta de planificación estructural y la dependencia del calendario académico.
La industria manufacturera, un sector clave para el desarrollo económico a medio y largo plazo, sigue estancada en torno a los 30.000 empleos. Lejos queda el nivel de los 34.000 puestos que existían antes de la crisis de 2008, lo que evidencia la falta de una política industrial sólida y de largo recorrido que reactive uno de los pilares productivos de la región.
En definitiva, aunque las cifras globales permiten hablar de una creación de empleo, la realidad es mucho más compleja. El mercado laboral cántabro sigue lastrado por la temporalidad, la estacionalidad y un modelo de empleo que prima la rotación y la inestabilidad. Es urgente abrir un debate serio sobre la calidad del empleo en Cantabria y la sostenibilidad del actual modelo productivo.