Santander, a 2  de agosto 2019 Los datos de empleo del mes de julio señala con claridad que la economía cántabra se desacelera. El sector turístico,  gallina de huevos de oro en la temporada estival,  parece estar al límite, tan solo ha podido recortar un 1,3% de parados del sector durante el último año.

 El mes de julio más flojo en empleo de los últimos años nos deja unas cifras en la industria que evidencia que parece haber tocado techo en su empleabilidad con tan solo 96 parados recuperados en un año. Solo la construcción aporta cifras aceptables.

Si analizamos la evolución de la contratación se detecta que en lo que va de verano se ha registrado 1.263 contratos menos que en el mismo periodo del año anterior, un 2,26%. Si atendemos a la contratación indefinida, termómetro de la confianza empresarial, la caída es de 757 contratos menos, un -1,5%.  Es decir, menos contratos y más presencia de contratación temporal  que en el último periodo se ha situado en el 95,4% del total de los contratos firmados.

Esta situación de desaceleración de la creación de empleo regional se deja ver dentro del contexto nacional. Cantabria se sitúa 1 punto por debajo de la media nacional en creación de empleo, 2,84% por 3,94 la media española.

Para USO, los datos son preocupantes por que evidencia que durante el último año los dos motores de la región, turismo e industria, muestran claramente estar al límite de su capacidad real y por tanto la llamada recuperación económica, al menos en lo que al empleo se refiere,  parece tener fecha de caducidad en nuestra región y sin tener que pasar muchas hojas de calendario.

Mientras tanto, el empleo en Cantabria ha agudizado sus problemas y desequilibrios. No se ha conseguido reducir temporalidad y sigue ganando espacio el empleo a tiempo parcial, es decir, más vulnerabilidad.  La mujer activa, aun siendo el 56% de los parados, solo accede al 32% del empleo ofertado, es decir, más desigualdad. Cantabria sigue reduciendo población activa, es decir, menos sostenibilidad. Un coctel social y laboral que el nuevo Gobierno regional debe atender y, sin dilación estival, preparar medidas  para evitar que al final  del próximo otoño se vea obligado a tener que anunciar un fin de ciclo.

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