La crisis de la automoción y la hostelería vacacional puntos críticos de la economía regional que necesitan una reacción de defensa inmediata
Santander a 5 de mayo de 2020. El paro registrado de abril recoge la primera oleada del efecto coronavirus sobre la economía. La impresionante subida de un 19,13% de parados registrado en la comparativa anual y la reducción de 7.650 cotizantes del régimen general de la Seguridad Social desde que comenzó la crisis sanitaria, no recoge aún todo el efecto del parón económico fruto del confinamiento. La segunda oleada llegará al concluir los ERTES por fuerza mayor que irá acompañado de ajustes de plantillas por medio de extinciones. Con el balance del mes de junio se producirá la primera foto fija del destrozo del virus en el empleo en Cantabria.
La exposición de nuestra región al turismo estacional por un lado y el notable impacto en el PIB regional del sector de la automoción nos hace especialmente vulnerables en estos momentos. Estos dos sectores van a necesitar algo más que ayudas puntuales u ocurrencias para salir del paso. Se necesita un verdadero plan de apoyo al sector industrial que proteja a nuestros principales centros productivos y especialmente al automóvil. El Gobierno regional no debe perder tiempo en defender la planta de Nissan en Corrales, primer jaque a la industria regional. Por otro lado, junto con los profesionales del sector del turismo, es esencial que, acabado el estado de alarma, se active un plan de reactivación del sector hostelero cara a la época estival que con las medidas sanitarias necesaria intente salvar al menos la supervivencia de las empresas del sector.
Son momentos económicos y sociales muy difíciles para los que no existe una solución rápida. Por ello es más necesario que nunca un gran pacto social, sin exclusiones, para que entre todos, y asumiendo los inevitables sacrificios, podamos sacar a esta región de la profunda crisis que está inmersa. No tenemos tiempo y la reacción debe ser inmediata.