La EPA de la primavera retrata el “feliz” tobogán por donde se desliza la economía de Cantabria. El desempleo baja y crece los ocupados durante el último año, y por ello habrá quien se sentirá muy satisfecho, con seguridad nuestro consejero Sota. La realidad es que sólo 1 de cada 2 parados cántabros que han causado baja como desempleado lo ha hecho por que ha encontrado empleo. Casi la mitad, el 48%, ha abandonado la región o ha desistido de encontrar un empleo en la región, es decir, pasa a clase pasiva.
La EPA señala nítidamente el progresivo encogimiento de la economía cántabra. Por un lado la tasa de actividad mantiene la caída durante los últimos años; en el último año -1,29% y 4 puntos por debajo de la media nacional. Por otro, la población activa se reduce de nuevo en la región, mientras que la media del país sigue aumentando.
Por tanto, el análisis de la EPA es negativo. La creación de empleo es un mero espejismo de una región que cada vez se retrae más, se hace más vieja y echa a sus jóvenes al exilio económico. Todo ello sin valorar la calidad de la oferta de empleo creado. En una mayoría supera los umbrales de la mera subsistencia, tanto por su nivel salarial como por la multiplicación de las jornadas parciales. El poco empleo de calidad se está generando en las distintas administraciones públicas y no en el sector privado, lo que ahonda el problema de estancamiento económico ya que reduce la capacidad de motor de la actividad económica que debe desempeñar las inversiones públicas.
USO hace una llamada de atención al Gobierno cántabro para que huya de la falsa autocomplacencia y deje de hacerse trampas al solitario. Reiteramos que es imprescindible atacar con prontitud los graves problemas estructurales que afectan a Cantabria y su economía.