Santander a 2 de julio de 2024.- Junio es sinónimo de empleo en Cantabria, pero también de precariedad y temporalidad ligado de manera abrumadora al sector servicios. La fuente donde brota el mana del empleo, que nos hace subir a lo más alto del cajón cada verano, no falla con las primeras sombrillas abiertas, pero las cifras de paro registrado y contratación ya viene advirtiendo que se está tocando techo. En junio se han realizado 1.862 contratos menos que el mismo mes del año anterior, que también registro merma en términos interanuales. Los contratos indefinidos han corrido idéntica suerte, se firman menos que el año anterior. En cuanto a la calidad del empleo creado basta como dato que han hecho falta 5 contratos indefinidos para que un solo desempleado acabara el mes de junio con una nómina.
Un dato que nos ofrece el farragoso SEPE de la ministra Yolanda Díaz es que durante el mes de junio disminuye el paro en un 3,27%, pero ha aumentado los demandantes de empleo no ocupados. El año anterior, estos demandantes ascendían a 35.030 y actualmente la cifra se ha elevado a 35.835, un 2,4%.
Otro dato que nos deja junio y que demuestra que el paro sumergido es mucho más elevado del que presumen nuestras autoridades, es que por cada 2 nuevos afiliados a la Seguridad Social en el mes de junio tan solo 1 figuraba como parado registrado. La bolsa del fijo discontinuo que se situó en 4.535 en junio sirve como saco donde esconder parados. Uno de los efectos de la reforma laboral que tras 3 años de implantación sigue sin ser desvelado.
Resulta evidente que la creación de empleo es una buena noticia pero aplicando la lupa a las cifras que nos ofrece junio en términos de empleo no son positivas. Creamos empleo de baja calidad, temporal y de poco valor añadido que no van a servir a Cantabria para mejorar la calidad de vida de su población. USO viene reclamando un cambio que de un impulso real a sectores productivos. Si entre tanto llegan los turistas, todos encantados.
